viernes, 6 de febrero de 2009

UN MUNDO FELIZ

Juan se ha levantado esta mañana al sonar el despertador. Este aparato está hecho en China, igual que el pijama que tenía puesto. Para él tener ese despertador, además del que tienen cada uno de sus hermanos y hermanas, papá y mamá, y el que tiene su celular y en su reloj de pulsera, ha sido posible debido a que ha tenido que bajar mucho el precio de esos aparatos. Las materias primas y la mano de obra utilizadas para su fabricación debieron ser muy baratos pues si le restamos la parte que se queda el comerciante y el coste del transporte desde ese país tan lejano, es fácil entender que el producto en sí fue comprado por poquísimo dinero, por mucha tecnología y mecanización que se hayan aplicado.
Luego tomó su desayuno, de cereales, pan o galletas, que fueron fabricados con harinas de trigo y otras, subvencionadas en su origen. Los estados nacionales, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea, gastan grandes cantidades de dinero público, que podría usarse en programas sociales o de cooperación, en mantener una producción agrícola más cara que la de los países vecinos. Además suele beneficiar esta práctica mucho más a los grandes propietarios que al campesinado de sus países con lo que se generan mayores desigualdades.
Juan sale de su casa hecha de cemento y de hierro. El cemento se fabrica muy lejos de su ciudad, donde la enorme contaminación que estas industrias generan son provoque enfermedades o deterioro medioambiental, lo cual podría hacer reaccionar a la población, aunque deje la atmósfera irrespirable y las tierras cercanas muy dañadas casi de por vida.
Subirá luego en un vehículo a motor. Por supuesto fabricado no se sabe dónde, porque hay ensambladoras en lugares conocidos, pero las piezas son de origen desconocido, porque lo que importa es que sean baratas y asequibles aunque sea debido a la explotación de obreros, el uso de mano de obra infantil, adolescente o semiesclava, por ejemplo de inmigrantes atemorizados por una amenaza permanente de expulsión o de personas en extrema necesidad.
El transporte utiliza directa o indirectamente combustibles fósiles, normalmente derivados del petróleo, que ya sabemos que es limitado, geográficamente concentrado en algunos lugares, sucio, contaminante y en poco tiempo agotable. También sabemos que es motivo de conflictos, de guerras directas o encubiertas, de despotismos y oligarquías trasnacionales y nacionales.
Juan se dirige a su centro de formación o a su limpio puesto de trabajo, donde sabe que no podrá acceder la gran mayoría, pues sólo unos cuantos en el planeta tienen la oportunidad de estudiar o de trabajar en un lugar adecuado, lo deseen o no, sean aptos para ello o no, gocen de dotes particulares o no. La capacitación y el trabajo digno se convierten así en instrumento de discriminación, de mayor aporte a los más favorecidos y de mayor distancia con los que no tuvieron la oportunidad.
A mediodía come verduras, pescado, carne, legumbres y otra cosa rica. Para ello existen granjas donde los animales más que criarse se fabrican como si fueran objetos. Y algo similar sucede con los vegetales, cargados de químicos y con condiciones artificialmente creadas para una producción forzada, con enorme desgaste medioambiental, nutricional y hasta estético. El café que toma al finalizar el almuerzo está cultivado a miles de kilómetros y pagado a precio de miseria, según su cotización en la bolsa de la también lejana Nueva Cork probablemente. Le pondrá azúcar, que han blanqueado con productos poco saludables para su organismo, y un poco de leche, que ya no procede de las vacas de su región, pues dejó de ser rentable económicamente y la traen de otro país, después de arrebatarle su nata y añadirle algún componente para que supere el tiempo de transporte y almacenamiento en el comercio y en casa.
En la tarde Juan va al cine o ve la televisión, donde estoicamente aceptará modelos culturales ajenos, verá comportamientos extraños a su vida cotidiana y absorberá valores sexistas, violentos, racistas, consumistas y manipulados, que ya le venían presentando desde siempre en la escuela, la calle, el grupo de amigos y la propia familia, por lo que ya los considera hasta normales.

Juan es parte de un gran engranaje depredador, injusto, insolidario, discriminador, belicista, dañino, insostenible y perverso, y quizás ni lo sabe.

Si lo supiera, si fuera conciente, quizás podría hacer algo, no todo, pero sí algo para ir modificando la situación.

Noviembre 2007
Revisado febrero de 2009

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