jueves, 26 de febrero de 2009

CARNAVALEANDO EN TARIJA, BOLIVIA (3)

Y soltaron al Diablo. El mismo sábado por la tarde, el mismo día de la elección del rey y la reina del Carnaval infantil, en la plaza principal que lleva el nombre del conquistador sevillano que fundó la ciudad de Tarija, Luís de Fuentes. En un recorrido pequeño, de solo dos laterales de la plaza, comenzaron a pasar las comparsas disfrazadas unas del traje típico de chapacas y chapacos y otros de Dios sabe qué, bailando y saltando. No fueron más de seis o siete y algunas con el acompañamiento de un camión adornado a modo de carroza. El diablo brincaba de un lado al otro, mientras los chiquillos, y no tan chiquillos, le lanzaban espuma y agua. Mucha espera para un espectáculo corto y muy muy sencillo.

Desde ese día se acrecentó el peligro de mojada en las calles. En cualquier momento y lugar, de día o de noche, con calor o con frío, en un barrio o en el centro urbano, andando o en un transporte colectivo con la ventanilla abierta, puedes ser víctima de globos o chorros de agua desde la otra acera, una azotea o directamente por la persona que contigo se cruza e la acera. Con toda impunidad y descaro. No importa si llevas objetos delicados, documentación, el teléfono móvil, tu cámara no sumergible o el reloj no acuático. Víctimas habituales son las muchachas jóvenes, y agresores seguros niños y adolescentes, con lo que el tinte sexista es especialmente llamativo. No faltan chicas que lanzan también agua o muchachos mojados por la calle, pero es mucho más normal ver a las muchachitas empapadas o llenas de espuma. Algunas se ríen, otras no.

El siguiente jueves fue el “jueves de compadres”. Esto de los compadres es realmente curioso e interesante. Comienza la mañana con un pasacalles folklórico, que llaman entrada de compadritos, en el que niños y niñas, vestidos con los trajes típicos, danzan en un recorrido establecido ante toda la ciudad. Colocan para ello unas sencillas gradas y las autoridades asisten y se dejan ver, dando un carácter oficial y social de mayor importancia. Después de las habituales casi dos horas de retraso, los grupos van saliendo tratando de ser lo más fieles a la tradición y a la vez lo más originales posible. Como incentivo hay premios, pequeños, pero que animan a la participación. El baile es sencillo, a ritmo de erque, en dos filas haciendo dibujos al danzar. En medio el erquero y delante dos de los participantes con la taba. Es un juego campesino tradicional en el que se lanza a una determinada distancia, que no va más de los diez metros, una vértebra de buey sobre una masa de barro. Según como caiga, con la vértebra hacia arriba, abajo o en el lateral, puntuará más o menos. Se marcan los puntos arañando una teja. Jesús salió con su grupo, vestido con el traje y sombrero tradicionales.

Se les llama compadres y comadres a los padrinos y madrinas de bautizo de los/as hijos/as, como estábamos acostumbrados, pero también puedes hacer compadre a un amigo especial, a un compañero de trabajo, a un vecino, a un camarada de juergas, a un recién llegado a quien quieras agasajar. El procedimiento es muy bonito. Ese jueves anterior al Carnaval vas a la casa de la persona a la que quieres hacer compadre, llamas a su puerta, lanzas petardos (cohetillos le llaman acá), le entregas una canasta con (por este orden de abajo a arriba) flores, albahaca, que da suerte, un pan dulce (torta le dicen), pastas (masitas serían), suspiros (esos dulces de azúcar), caramelos y piruletas (dulces), verduras de la temporada (como mazorcas de maíz –choclo-, calabazas pequeñas –zapallitos-, pimientos, ajís –pimientos picantes-, lo que puedas), fruta de temporada (indispensables las uvas y los melocotones –duraznos-, también mangos, higos, mientras más mejor), que simbolizan deseos de abundancia, y todo ello coronado con muchas serpentinas y banderitas de colores clavadas en el pan. Es colorista y muy vistoso. Mientras más completa y más grande mejor. Se la das a quien quieres hacer compadre, mientras lo engalanas con serpentina alrededor del cuello y le echas papelillos de colores (mixtura es su nombre), mejor si se lo insertas en su pelo a montones. Le llevas cervezas frías y brindas con él. Ya es tu compadre.

Puede hacer compadre a otro un hombre o una mujer, y ya sabes que se establece una relación de casi hermandad. Dicen que si un hombre tiene un sentimiento de amor de pareja con respecto a una mujer, si ésta le lleva una canasta él se la rechaza. Igualmente puedes rechazar la canasta si esa persona no te simpatiza, pues no es obligatorio recibirla y hacerte compadre con una persona indeseable. Esto de los compadres es muy serio. Desde ese día se llaman uno al otro compadre. Así que como cada año te hacen o haces compadre a unos cuantos amigos. Media ciudad se llama uno a otro compadre. Para consolidar el compadrazgo al año siguiente el que fue elegido compadre deberá “devolver” una canasta a quien lo eligió. En caso contrario queda frustrado el intento. Igualmente se pueden reforzar compadrazgos de hace años entregando nuevas canastas. Esto se hace desde pequeñitos, habiendo compadritos desde los cuatro o los cinco años, lo cual es un orgullo aún mayor, aunque, teóricamente, limita las futuras relaciones de pareja.

El jueves de compadre, desde temprano, comienzan a oirse por toda la ciudad lo petardos y vas pensando “ya han hecho compadre a uno”. Ves a gente con canastotes por la calle, en el micro, en un taxi o en un vehículo particular. Unos son grandes y otros más pequeños, unos abundantes y otros más escuetos, todo depende de tu poder adquisitivo, de tu habilidad para conseguir los componentes y de tu cariño por tu nuevo compadre. Las calles adyacentes al mercado central son cortadas al tráfico y se llenan de puestos ofertando los elementos de las canastas o las canastas ya armadas, a diferentes precios y calidades. De nuevo, como cada día, el espíritu emprendedor, comerciante y microempresarial boliviano se adueña de la ciudad y en casi en cada esquina hay quien vende duraznos, serpentinas, cohetillos, cervezas o canastas.

El día se corona almorzando o viéndose en el que llaman Campo de los Compadres, un espacio abierto, junto al río (llamado Guadalquivir, nombre esto por el susodicho conquistador sevillano probablemente), donde la Alcaldía ha colocado un escenario que ofrece música y actuación, mayoritariamente improvisada, de gente que se ofrece a subir y cantar ante todo el mundo en ese momento. Decenas de personas han colocado un puestecito donde ofrecen comida (cerdo –chancho-, ají de pollo, saice,…) y bebida (refrescos –soda se le dicen a todos, sea cual sea su sabor-, cervezas, vino, pero sobre todo chicha, mucha chicha –fermento de maíz con baja graduación pero que llega a embriagar si tomas mucha-, que se sirve en unas ollas de barro y se toma con una mitad de calabaza seca única que se va llenando y pasando de unos a otros –un mate le dicen-). Todo ello bajo una sombra hecha con un plástico y unos palos, entre los eucaliptos, sin uniformidad, aunque formando calles. Cientos de personas, muchos de ellos niños y niñas, pululan por el recinto vendiendo cervezas, sprays de espuma, empanadas, y mil cosas más. De nuevo, la necesidad y el sentido comercial de la gente surje, pues no se puede desaprovechar la oportunidad de ganarse unas monedas en este día, mientras otros se divierten. Inevitablemente, ya que se necesitan referencias vividas para aprender y entender nuevas cosas, el ambiente recuerda muchísimo a la Feria de Abril: aglomeración, alegría, gente comiendo y bebiendo, unos cantando tonadas (coplas quejumbrosas, aunque con temas irónicos o de amores, que se me antojan similares a fandangos, a veces en contrapunto, es decir, contestándose uno a otro ante un círculo de amistades risueñas y atentas a la ocurrencia y la creatividad), otros bailando (lo típico es la rueda chapaca, cogidas quince o veinte personas de las manos y corriendo en círculo o haciendo curvas al ritmo monótono del erque –instrumento hecho de un cuerno de toro y pipeta de caña-) y hasta algunos caballistas. Supongo que algo parecido debió ser la Feria de Sevilla antiguamente, antes de las lonas inífugas, la urbanización del recinto ferial, los pagos por caseta, la privatización de muchas de ellas, el asfalto en las calles, la ocupación del espacio de caballos por la oligarquía sevillana, etc….aunque en Tarija no faltan los equipos de música de última tecnología a todo volumen, la coca cola por todos lados, la cerveza de importación y un consumismo propio del siglo veintiuno.

El ambiente, fuera de la denominación “día de los compadres”, es muy familiar y nada exclusivo para hombres. Hay niños y niñas, se llevan a los bebés, van personas mayores y se ríe, consume y disfruta la fiesta desde la hora del almuerzo. Es habitual que un vecino o un conocido lejano te llame desde lejos para invitarte, o que te agarren de la mano para hacerte bailar. Se conversan temas agradables, se presentan unos a otros con cariño y muestran a los nuevos compadres con orgullo. Al ir transcurriendo la tarde, el alcohol va causando efecto y se van viendo más borrachos. Al acercarse la noche, sobre las seis o algo más, se van retirando las familias, quedando mayoría masculina, el clima se va haciendo más denso y las relaciones más difíciles. Los enfados se van multiplicando, la embriaguez se extiende y surge algún que otro enfrentamiento, también en eso me recuerda a la Feria de Sevilla o cualquier feria en Andalucía. Pero hay una gran diferencia, antes de oscurecerse la policía municipal desaloja el recinto y manda a cada uno a su casa. Se cierran los puestos, se prohíbe vender más alcohol, se sacan a los comerciantes, se despiden a los caballistas, y se da por concluida la fiesta, antes de las ocho de la tarde. Desde luego cada cual es libre de seguir bebiendo en otro lugar o de continuar la fiesta en un local o en una casa particular, pero esta intervención municipal es bien acogida por evitar males mayores y diluir el peligro de una gran cantidad de peleas, borracheras y otras dificultades. ¿Se imaginan las protestas, sobre todo de grandes comerciantes, si en Andalucía se hiciera lo mismo? Ya veo los titulares: “cientos de miles de euros se pierden por el cierre temprano del recinto ferial”, “son medidas contra la libertad individual”, “el sector vitivinícola en peligro, serán necesarias ayudas estatales para contrarrestar la medida”, “la cultura y la fiesta en peligro”, etc, etc.

Por supuesto, nosotros vivimos la fiesta lo más intensamente posible. Nombré a un buen compañero compadre y otro amigo y otra amiga me hicieron a mí. A Jesús también lo hizo compadrito un amigo y una amiga, y salió por la mañana en el pasacalles folklórico. En la casa hubo varias canastas, comimos y bebimos a gusto y pasamos un día de lo más agradable.

3 comentarios:

  1. un saludo desde españa para todo los chapacos de pura sepa

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  2. UN CORDIAL SALUDOS PARA MI CHURA GENTE DE TARIJA QUE EXTRAÑO UN MONTON! QUE SIGAN ADELANTE ...BUENO UN FUERTE ABRAZOS PA TODA MI GENTE DESDE ESPAÑA BARCELONA .UN CHAPAKITA DE PURA SEPA! AGUANTEN LOS CHAPACOS!

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  3. saludos a toda nuestra gente q esta fuera de nuestra chura tierra !
    vulvan pronto seran muy bien recibidos como ya saben la gente es muy hospitalaria.
    un abrazo!!!

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