lunes, 21 de junio de 2010

(EN TONO DE ASUSTABEBÉS) QUE VIENE LA REFOOOOOORMAAAAA...!


Si bien no era tan linda como “revolución”, la palabra “reforma” tenía su encanto. Cuando se hablaba de reforma agraria nos imaginábamos el reparto de las tierras, la entrega de medios de producción a un campesinado desposeído y esperanzado, la llegada de la justicia de “la tierra para quien la trabaja”. Si era reforma religiosa se usaba para aludir a aquellas gentes valerosas que se oponían a la todopoderosa iglesia católica del siglo dieciséis que buscaban un acercamiento mayor a Dios, a la deidad del bien, que entretejían una nueva forma de organizarse para vivir su sentido de la trascendencia, más abierto, cercano, personal, desinhibido. La reforma educativa se veía siempre como un salto a la modernidad, más acorde a los tiempos, abandonando antiguallas metodológicas, universalizando sistemas más dinámicos, activos, de aprendizajes novedosos, útiles, más sanos y necesarios, atendiendo a cubrir necesidades generales, más sociales y liberales. Aquella reforma política del Estado de los años setenta nos trajo formas más democráticas, apertura a partidos políticos proscritos, la posibilidad de elecciones y abandonar la dictadura franquista.

Sin embargo, hoy, en la primera década del siglo veintiuno, en el estado español, cuando oímos “reforma” nos produce el mismo efecto que cuando nos decían “que viene el coco”, nos echamos a temblar. La reforma laboral beneficia la minoría empresarial frente a la mayoría trabajadora, disminuye los derechos conquistados en años de luchas por la clase obrera facilitando el despido y aumenta las ventajas patronales con mayores privilegios. Ahora nos hablan de reforma de las pensiones y el miedo entra en el cuerpo, pues seguro que llega con más años por cotizar para cobrar la exigua y recortada paguita, la obligada ancianidad para jubilarse o un cómputo para señalar las cuantías que por arte de magia nos perjudicará al común de la gente.

Qué tiempos aquellos en los que no queríamos que las cosas quedasen igual, pues hoy miramos al cielo implorando mantenernos así, como estamos. Qué alegrías nos dio la palabra “reforma” cuando la identificábamos con un mundo mejor, más repartido, justo y equitativo. ¿Sería posible una reforma laboral que impidiera el despido improcedente, que obligara al reparto de las ganancias proporcional al esfuerzo y al aumento de los sueldos en función al de los beneficios empresariales? ¿Una reforma de pensiones que estableciera una renta básica, una edad de jubilación en función al tipo de trabajo y al esfuerzo realizado, que garantizara la cobertura de las necesidades de quienes trabajaron tanto por todo el país, ya fuera en la empresa o en la casa?
Ahora que tanto se habla de reforma, ¿será el momento de una reforma fiscal que grave de verdad a quienes se quedan con las riquezas y sea realmente proporcional? ¿una reforma educativa que adecue la labor formativa de la sociedad a la necesidad de más tolerancia, diálogo, interrelación, multiculturalidad, coeducación, diversidad? ¿una reforma agraria que facilite la soberanía alimentaria, la dignidad del campesinado, la revalorización de la tierra, la recuperación de nuestras capacidades productivas desde la sostenibilidad, que rompa con el latifundio y el abandono del campo? ¿una reforma electoral que permita una auténtica representación de todas las opciones políticas, incluidas las minoritarias, las que no tienen apoyo de los medios de comunicación, las que no gustan a los partidos mayoritarios, y que limite el gasto electoral, las maquinarias de marketing político, los apoyos y presiones empresariales? ¿una reforma cultural que frene la mercantilización, que quite tasas y cánones, que haga equiparable unas manifestaciones y otras, que elimine el capitalismo salvaje de nuestras formas de expresión?

2 comentarios:

  1. hasta hoy no lo he leído, me gusta. Voy a tratarlo (a copiártelo, vamos) en la radio, pero citando la fuente, claro.

    Besitos

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  2. ah, que lo trataré aquí: http://callefuenteradio.blogspot.com/

    Te escribí un email hace ya varias semanas a vicente equipotinku... bueno, volveré a hacerlo cuando Gloria (que la vi ayer) me pase el buen correo, y te contaré mi CV

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