miércoles, 11 de marzo de 2009

8 DE MARZO Y 11 DE MARZO: PACTO INTERGÉNEROS EN UN PACTO MULTICULTURAL

(8 de marzo, día internacional de las Mujeres y 11 de marzo, aniversario del atentado de Madrid tras la entrada de España en la guerra contra Irak)

El día internacional de las mujeres, el 8 de marzo, está plagado de notas, artículos, comentarios sobre la situación de la población femenina, sobre la justa y necesaria reivindicación de la igualdad de género y contra la discriminación sexual.

En primer lugar, quisiera hacer una propuesta de cambio del discurso. No me refiero en esta ocasión a terminar con el uso del lenguaje sexista, absolutamente extendido, anquilosado y necesario de revisión, sino a la necesidad de utilizar otro tono de cercanía entre los mundos femeninos y masculinos. Expresiones, tomadas de un excelente artículo de Elena Simón titulado “Feminismos de ayer y de hoy”, tales como “comunicación entre iguales”, “reconocimiento mutuo” o “pacto intergéneros” simbolizan ese impostergable acercamiento y evocan al acuerdo y al trabajo conjunto, más que a la simple solidaridad o empatía.

En segundo lugar, siguiendo el escrito mencionado, el reconocimiento al carácter de impertinente (por molesto al régimen patriarcal imperante), insurgente (por nacer desde el interior del propio sistema) y subversivo (por querer dar la vuelta al status de discriminación padecido) de los movimientos feministas. En estos tiempos de unipolaridad y “centrismo” en los planteamientos políticos, se hacen imprescindibles las palabras directas, expresiones determinantes, aunque pudieran ser tachadas de radicales y extreminstas. Mucho tenemos que aprender, desde otros movimientos emancipadores o libertarios, de esta impertinencia, insurgencia y subversión.

En tercero, hay algunas cuestiones que planteo a la reflexión e incluso a la reacción.

Los movimientos antipatriarcales, los feminismos, profeminismos (de hombres), la lucha por la igualdad de géneros, no pueden ser corrientes aisladas, particulares, inconexas. No pueden creer que levantan más ampollas que cualquier otra teoría emancipatoria. Este planteamiento tan extendido roza el victimismo. Es necesario mencionar que los procesos de liberación, los pensamientos críticos, los movimientos insurgentes siempre provocan enfrentamiento, lucha, resistencias, no sólo la lucha por la igualdad de género, sino cualquier otra de este calibre. Se echa de menos la alianza de los movimientos emancipatorios, sin perder su identidad ni dispersar esfuerzos, sin renunciar a su propia agenda ni anteponer luchas o estrategias con otros fines, pero, en ocasiones y globalmente, se hace necesario unir fuerzas en objetivos que nos liberen a toda la humanidad, sin caer en la discusión sobre qué lucha levanta más ampollas o cual un poco menos.

La segunda cuestión, y ahora entro en la relación entre el 8 y el 11 de marzo, es el tratamiento de la igualdad de género y de otras visiones culturales o, mejor dicho, el paradigma de partida ante las diferencias culturales. El pensamiento dominante plantea que la única diferencia entre culturas, respecto a la igualdad, viene dada por el grado de intensidad que tienen respecto a las reformas y cambios desde las tradiciones hacia los derechos, desde el autoritarismo hacia la democracia. Se describe así una única línea ascendente que va de las tradiciones a los derechos, identifica tradiciones con autoritarismo y derechos con democracia. Es un paradigma positivista, racionalista, eurocéntrico que parece negar el pluralismo cultural, esa heterogeneidad de cosmovisiones que tanto nos gusta enunciar en occidente, pero que en la práctica es tan difícil practicar. Sé que es tema espinoso, pero he tenido la ocasión de vivir en lugares donde la cultura autóctona tradicional ha generado mayor grado de igualdad de género y menor de discriminación sexual, que en nuestra “avanzada e igualitaria” democracia occidental. Tradición no es igual a autoritarismo per se, y mucho menos derecho es democracia. En ningún caso podemos ser tolerantes con prácticas discriminatorias, pero ni tradicionales ni modernas, ni europeas ni extraeuropeas. Tenemos que ser más exigentes y aplicarnos la autocrítica. No podemos permitirnos dar lecciones de igualdad de género, y menos desde esta España que hasta antesdeayer vivía en la más profunda de las oscuridades discriminatorias. Como ejemplo, fuera de nuestro país les llama mucho la atención la dureza de la violencia machista y el número de asesinadas por esta causa.

Se hace necesario un pacto intergéneros en un pacto multicultural. Luchar por la igualdad estableciendo alianzas entre movimientos de liberación, reconocidos como diferentes pero cercanos en el conseguir un mundo mejor. Cada cultura y subcultura, desde su interior, de manera endógena, debe establecer sus propias estrategias frente a las desigualdades y la discriminación sexual, con el concierto y el apoyo solicitado de otras, apertura a alternativas, deseos de aprendizaje y mentes deseosas de conocer las prácticas de quien está al lado.

lunes, 2 de marzo de 2009

EL PP GANA EN GALICIA Y SE MANTIENE EN EUSKAL HERRÍA

(se han celebrado elecciones en las comunidades autónomas de Galicia y País Vasco-Euskal Herría, con unos resultados considerados positivos por el Partido Popular - PP, conservador, de derechas. Este es el comentario que me suscita el resultado electoral)

Si el PP presentase alternativas a la crisis, entendería que gane en Galicia y se mantenga en Euskal Herría.
Si en la campaña electoral el PP hubiera destacado por una nueva estrategia de conexión con la ciudadanía, entendería que gane en Galicia y se mantenga en Euskal Herría.
Si internamente el PP presentase un partido unido, uniforme, fuerte y el resto de las opciones posibles tuvieran pendiente resolver acusaciones de corrupción, escuchas telefónicas o luchas por el poder, entendería que gane en Galicia y se mantenga en Euskal Herría.
Si en las comunidades y los ayuntamientos en los que gobierna el PP la situación fuera sustancialmente mejor que en los demás, entendería que gane en Galicia y se mantenga en Euskal Herría.

Pero si no es así, ¿por qué no presenciamos un auténtico debacle electoral del PP con la emergencia de nuevas opciones políticas, de fuerte impacto en esos parlamentos autonómicos (no me refiero a conseguir un escaño, llegar a cuatro, o, haciendo mil sumas, conseguir otra cara en la presidencia, pues en esos casos dudo del impacto)?

Inevitablemente, me hace recordar una conversación mantenida hace unos días en la que analizábamos la situación actual y en la que advertimos el peligro de posiciones ultraconservadoras, neofascistas, racistas o xenófobas en tiempos de crisis y depresión.

¿Seremos capaces de articular una alternativa ilusionante, clara, vital, integral, que abra un nuevo escenario, que frene tentaciones autoritarias, que dé luz en tiempos de oscuridad? Pongámonos manos a la obra.